Hablar de las empresas es un tema muy interesante. Las empresas son “seres vivos”, dinámicas, en constante movimiento. Su quehacer diario es generar soluciones para sus clientes y esto los convierte en generadores de conocimiento, ideas y motivos para la acción.
El 94% de las empresas registradas son micros, el 4.7 pequeñas, el 1.7% medianas y tan solo el 1.1 % grandes. Este gran numero de empresas son responsables de dos de cada tres empleos generados.
Este tipo de empresas presentan problemas estructurales en financiamiento, formalidad, mercadeo y ventas, calidad y ahora la tecnología.
La productividad es la antesala de la competitividad (Entendida esta como la capacidad de solucionar el problema de sus clientes y ser rentables). La productividad implica la utilización de los recursos existentes de la mejora manera. Lograr los objetivos con el mínimo esfuerzo o, lograr los objetivos con insumos, recursos humanos y recursos económicos de manera eficiente.
Uno de los factores que limita la productividad de las empresas es la ausencia de formación de sus líderes y de su personal. El paradigma existente es que tener personal “básico” es económico y, se pueden formar.
Ahora bien, adoptar nuevas tecnologías digitales, iniciar con el proceso de transformación digital no tiene que ver con la tecnología. Tiene que ver con las personas. Las herramientas digitales son excelentes habilitadores, las personas no nativas digitales ofrecerán resistencia, como es normal, al cambio que presenta esta nueva manera de hacer negocios.
En el sector seguros, AFG seguros ha decidido incursionar en el proceso de transformación digital. Como empresa pequeña esto implica cambiar su modelo de negocios. Es aquí donde las personas deben ser formadas, persuadidas, inspiradas para que acepten el nuevo reto.
Los clientes que acceden a un seguro de vida, un seguro empresarial, un seguro de salud, presentan múltiples objeciones, pero especialmente la económica. Existe en el imaginario colectivo que un seguro empresarial es un “gasto” y no una “inversión”. Como con la tecnología, la resistencia es enorme. Es aquí donde las empresas deben repensarse. Tener un seguro empresarial es un “acto de amor” repetimos y por tanto, un seguro para los activos tangibles e intangibles es vital para cuidar lo que mas queremos.